Todos Sabemos Que Vamos a Morir

La única verdad segura.

Desde el momento en que abrimos el canal de parto,

aunque inconscientes de la vida misma

reconocemos la verdad universal.

Venimos, jugamos con las flores del jardín,

gateamos en el suelo, sin importarnos la fría baldosa.

Damos los primeros pasos aferrados a una mano firme,

encogidos de temor después de caer.

Crecemos, reímos, vivimos la estupidez humana.

Te haz preguntado, que pasará mañana?

Sucede que la verdad se nos olvida,

que enterramos la fragilidad del cuerpo

bajo el peso de ignorar el subconsciente.

Por eso sigo jugando en el jardín de la vida,

gateo en el tosco cemento citadino, 

me ensucio la cara con helado y con llanto.

Enjugo mis lágrimas con la emoción del momento,

y sangro las heridas del presente.

Aprendo a caer poniendo las manos primero

y temeroso, me pongo de pie para intentarlo otra vez.

No sé lo que venga mañana (alguien lo sabe?)

pero sé que no puedo dejar de vivir, 

hasta que no quede aire,

hasta que mi corazón deje de latir...