lunes, 30 de noviembre de 2009

Clara. "En La Puerta".

Su madre acababa de reñirla otra vez. Otra noche en que despertaba agitada y sudada. Otra noche sin dormir.

Su modesto departamento se encajaba en una pequeña torre a orillas del parque. Estaba en penumbras. Apenas iluminado por las estrellas y el naranja característico de la ciudad.
Se sirvió una copa de blanco, se abrigó con su bata de seda y se quedo sentada en el balcón esperando el amanecer.
"No entiendo de estas cosas madre, no entiendo que quiere decir".

Tres copas después cayó dormida en la alfombra; y se internó en la pesadilla recurrente.

Su madre le mostraba una puerta al final de un oscuro pasillo, en lo que parecía una cabaña mal cuidada con olor a gato, y la exhortaba a caminar. El asunto era que no podía, parecía como si sus piernas fueran las de pinocho antes de que apareciera el hada, y se hubieran cortado los hilos. Se quedaba simplemente ahí, tirada, como una muñeca vieja oliendo a orines de gato. Sin poder avanzar. Hasta despertar cubierta de sudor por el intento de caminar, intentando averiguar qué es lo que significaba...


Continuará

lunes, 16 de noviembre de 2009

Ensoñación

Sueño

En mis manos encuentro
la frialdad de tus labios y
el reflejo de tu sonrisa
se diluye en mi interior
como barca desatada
en la crueldad de la tormenta

Quisiera recostarme
en el jardín de tus ojos, atorarme
en la estrechez de tu mirada, y capturar
la libertad de tus caricias.

Que mis brazos alcancen la plenitud de su fuerza,
y te regalen a las puertas de la muerte.

Que mi dios maldito me abrigue y prometa;
y me regale tu alma y compañía eternas.



Polvo


Un corazón ruega silencio, y en medio de la habitación
escucha otro suspiro...

De las sombras surge la duda;
engorrosamente vestida; y se plasma indolente
en mi voz y en mi retina.

Reconozco el terror en el espejo.
Reconozco los celos de no verte.
Y me vuelco hacia mi alma dormida,
acalorado de ira,
para buscar entre mis sesos destrozados,
el amor que me dejó tu aroma... olvidado en el polvo,
en el reguero de memorias de mi habitación.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Encarnación


El Humo del cigarrillo bailotea con gracia plateada en la penumbra, apenas iluminado por un trozo de vela, por el brillo de la pantalla.
Intento encontrar en este vaivén de ideas, una conciencia limpia. Una corazonda que permita encontrar la respuesta, a una pregunta inconcreta.

Una máscara, la representación de lo que que queremos decir. Una figura que se regodea en la inconsciencia, clamando por expandir su fuerza latente. Una bestia acorralada que de pronto surge de maneras escalofriantes, o incontrolables. Una careta, una vida, la función de una compañía circense en la agobiada vida, una vida que aveces, ni siquiera nos damos cuenta que vivimos.

¿Somos desconocedores de aquellos espíritus escondidos en lo remoto de nuestra biblioteca psíquica? Creo que no.
Cuando debemos elegir un disfraz, ¿pretendemos hacerlo al azar?, ¿quizás tomando en cuenta los colores de la tela o el presentimiento en nuestro interior?
¿Y si lo que nos impulsa es la mascota de nuestra conciencia? ¿Ese ser indomable y silvestre que juega a entrar y salir de nuestros deseos?
Convivimos a fondo con animales y seres fantásticos. Con emociones inhibidas, y acciones condenadas. Un ser encerrado y controlado intentando salir, esa pasión que nos acompaña al dormir, que sale cuando menos lo esperamos.

Te invito a la liberación de tus deseos ocultos. A invertir los papeles que nos repartió la ley y la ética de nuestros padres.

¿Tendrás el valor de encontrarte conmigo?
Una alfombre roja nos llevará a la intimidad de unos "oscars" atemporales, a la oportunidad de ser otro por unas horas.

Atiende el teléfono de tu inconsciencia, y escucha mi pronto llamado.

Atiende la emoción de un encuentro dieferente.