miércoles, 29 de diciembre de 2010

Luces de Colores

¿Qué es lo que nos gusta de los colores? ¿De esos pequeños solcitos parpadeantes?

Supongamos que la vida son matices, que el blanco y negro son los extremos de una galaxia de variantes. Si lo vemos así, ¿podríamos pensar que son la inspiración para cambiar el foco?
Es innegable que las lucecitas navideñas son extrañas en el espacio de nuestra vida, incluso en el tiempo. Las vemos por un corto período una vez al año, justo cuando nos acercamos al final de un ciclo. En la precisa época en que solemos cuestionar, si es que no, recordar los actos hechos durante los meses pasados, pensar en lo que quisieramos mejorar, obtener, y sin caer en el legado romanticista de Disney, en nuestros sueños.

Verde, rojo, azul, amarillo, y también el blanco para los más conservadores, ¿son la forma de expresar las ansias de libertad de nuestro espíritu? Vamos a la tienda, y compramos esferas y estrellas, incluso "viejos pascueros" dentro de exuberantes trajes de invierno, quitamos el jarrón de porcelana china, corremos la mesita del teléfono, e insertamos una explosión de colores en medio de nuestro hábitat; hay quienes incluso nos las damos de artistas plásticos, y confeccionamos un rincón digno de la edición especial de "vivienda y decoración".

Supongo que es una forma de hacerlo especial. Si fuera todos los días pasaríamos a ser el pueblito de "santa clos", y dejaría de ser una fiesta.

Estas fechas hacen mella en mi caparazón misántropa, son una especie de grieta que permite el paso del torrente emocional que embarga a todos. Y generalmente me conducen a pensar que al estar cerca del final, es cuando comenzamos a ver con otros ojos. Cuando nuestra mente abre paso a lo que siempre debió ser importante.

Pensemos en esto; fin de año, y todos comenzamos con una especie de incontinencia emocional, pasamos de la euforia histérica, a la depresión sonámbula, como si fuera una competencia de bipolares. Cuando tenemos una pareja estable, y de pronto nos dice "necesito tiempo" o "espacio", el mundo de maripositas se nos cae a pedazos, y una de esas tejas nos golpea de lleno, para acabar entendiendo lo que dejamos pasar, los errores cometidos, lo que pudimos hacer.

Creo que estas fechas son como una lluvia de tejas golpeando nuestras carotas, creo que encendemos lucecitas para generar ideas esperanzadoras, para remecer esa conciencia dormida de enero a noviembre, para sembrar de matices el gris entramado en que dormimos.

Creo que debemos encender más amenudo esas tontas luces,
llenar de conciencia los pequeños finales, aquellos "buenas noches" y los efímeros "nos vemos",
en vez de esperar la "cucharada de lentejas" o que el castillo de Mickey se caiga sobre nosotros.


Felices Fiestas

viernes, 10 de diciembre de 2010

Buenas Noches

Noche, la hora de dormir, de entrar la ropa del tendero. El momento de entrar a los niños, de arroparlos. El instante en que los faroles se encienden para dar un poco de confort a nuestras mentes "no toda la luz se ha ido". El contexto en que ponemos el piloto automático y decimos "buenas noches"... Que tengas "Buenas Noches"; en plural.

Porque no sé si mañana despertaré. Porque no sé si habrá un mañana para decir adiós.

¿Soñaré? o ¿Veré el mundo añejándose a mis pies mientras el llanto de mi madre me suplique de regreso?.