martes, 13 de septiembre de 2011

Contigo me voy

Caminaba tranquila y sola en la ciudad oscura. Las farolas parpadeaban a su alrededor, mientras la Luna caprichosa jugaba con las nubes espesas.
Era la noche una anciana de buenas piernas que avanzaba firmemente al ocaso. Ella sentía en sus venas el calor del deseo.
Las calles se alejaron y dieron paso al parque de la ciudad. Un par de guardias la saludaron al pasar por su lado, y les devolvió el saludo valorando la mercancía -paso de ti!- pensó con una sonrisa.
El camino de arcilla crujía bajo sus tacos, y el aire tibio le alentaba a seguir andando -esta noche no me lo pierdo.-
Consiguió llegar a un banco de mármol,  descansó su andar  ansioso y observó la danza nocturna de la ciudad.
Encendió un cigarrillo y ajustó sus medias negras. Mientras fumaba, oyó el rumor candente de una presencia cercana; y sintió su cuerpo prepararse -esta noche no me lo pierdo.-
...

Hacía una semana del último polvo, y vaya que le hacía falta. Cuando estaba con Andrea, era pan de cada día, pero la muy zorra lo había dejado. "Tengo una vida" le dijo la última vez por teléfono, "y yo una polla!" gritó al lanzar el celular. Que puta más cabrona, pero ya vería... ya vería.

...

El joven era bien parecido y además educado -como si tuviera importancia-. Se acercó y se sentó a su lado, y sin más que un saludo rozó su pierna y se alejó a la oscuridad de los árboles -esta noche no me lo pierdo-.

...

Palpó el cuchillo en sus pantalones, y sintió cómo su miembro crecía mientras se sentaba- buenas noches- dijo con una sonrisa invitadora...  La joven terminaba un cigarro, así que dio el primer paso. Tocó leve y lentamente su muslo y se encaminó a las sombras...

-esta noche no me lo pierdo-.