Ayer le enseñé a mi sobrina (1 año y meses) el barro, primero lo tocaba con un sólo dedito y me miraba con gesto extraño mientras retiraba la manito, me senté en el suelo y me puse a jugar, mezclando barro aguado con tierra seca mientras ella me miraba.
Le pasé una pelotita de barro, la agarró y la apretó con fuerza como si fuera un chocolate que corrió entre sus deditos, me miró, se rió y se sentó a mi lado. Jugamos mucho rato entre silencio, risas y miradas brillantes.
Ella conoció el barro,
yo aprendí que hay pequeñas y simples cosas
que te pueden hacer feliz.
:)
Si no adoras el barro de pequeño y no quedaste completamente cubierto de él, no tuviste infancia :)
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