Con el último vestigio de sol, con la llegada del crepúsculo amado; abro en mi nombre la primera cerveza. Mi garganta parece resecarse, como ansiosa de probarla, paladear su amargura y por fin refrescarse.
Los campistas encienden luces para auyentar la oscuridad; yo apenas para escribir éstas letras.
Esperaré unos minutos para encender el fuego; esa luz que dé calor a mi rostro cansado, que aleje las sombras de la soledad... La flor de fuego, el fogón, la luz de la vida.
Altos árboles silentes me rodean, se escucha el sinuoso golpeteo del agua cercana y se suman los autos de la carretera, las conversaciones familiares, risas de niños.
Pero soy paciente (aveces) y esperaré silencio humano; esperaré aguardando el poder de la tierra y el fuego; esperaré hasta que la bruma que llaman tinieblas se apodere de la arboleda y entonces, sólo entonces, al amparo de las estrellas y el viento, daré inicio a mi ritual.
Traje conmigo el último elemento de tu presencia, el regalo que construí con amor para ti, lleno de palabras hermosas y fotos nuestras; y cuando el mundo duerma, cuando reine el sueño profundo, reuniré las fuerzas que me quedan, reuniré las fuerzas del fuego sanador, que limpia y destruye. Reuniré mi amor, anhelos y esperanzas, mis sentimientos y recuerdos. Envolveré todo en un hermoso regalo, y en forma de humo y cenizas, lo ofreceré al destino, a cambio de un futuro feliz.
A cambio de un futuro sin ti.
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ResponderEliminarOjala el fuego pudiese limpiar nuestra mente. A pesar de que las llamas se llevaron sus fotos y tus palabras, cada una de ellas permanece inamovible en ti
ResponderEliminarMe produjo cierta emoción, pero también me alegra saber que a pesar de todo podemos dar el paso y seguir adelante en busca de nuestros sueños hacia un mejor futuro :)Espero haya salido todo bien hasta ahora
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