Mis manos
tarántulas nocturnas se mueven
bajo la tela suave de mis sábanas
lentas
acechando
percibiendo
en busca de las tuyas tibias
El abrazo mortal es inminente
como sol que evapora el rocío
hierve en mi vientre
el deseo
el hambre por tu tacto
palpita en mi garganta
saciada al fin con tu masculina rigidez
mojado
resbala entre mis dientes peligrosos
la canción de tu suspiros
lleva el ritmo cadente
lento
apenas contenido
Me tomas y me miras
me pierdo en el bosque verde de tus ojos
mientras me alzas
Meloso y gatuno trepo tu cuerpo
arde
duele
mientras te inclinas sobre mi
anudo tu cuerpo sobre el mío
con mis piernas te ato
con tus embestidas
tejo un manto de jadeos
al ritmo de tus caderas
unidos
amasijo de carne ardiente
húmeda
Abrazo este instante eterno
y hacia el final del encuentro
gloria y éxtasis de testigos
sellamos con labios sedientos
Aquello que ni los astros supieron.
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