Cansado y con sueño agotado eterno de noches sin descanso
enrollado en las sábanas de mi conciencia turbia enlentecida
Que desagradable despertar con el sabor de tus labios
con la cruel imagen de tu cuerpo sobre el mío
Tu sudor en mi lengua tu pecho sobre el mío
tu respiración acelerada una con la mía
Una mezcla de ponzoña dulzura en mi garganta
el teatro morfeo
la tonta manzana pecaminosa de recordarte
Y mi memoria de olfato de tacto de emoción
fuertemente descuidada y deseosa de tu cuerpo
mi sueño te busca enemigo de mi conciencia
mi cuerpo sigue esperando aquel que sacie la sed
Hay palabras que no necesitan ser dichas.
ResponderEliminarHay besos que no necesitan ser dados.
Hay miradas que dicen mucho.
Hay roces que estremecen el alma.
¿Sacia eso tu sed?
El sabor de tus labios de miel saben a espinas filudas.
Tu respiración es la tormenta que azota las mentes atormentadas.
Ese cruel y tortuoso placer que provoca verte.
¿Sacia tu sed?