jueves, 11 de julio de 2013

Escrito en Arena

Casi no escucho el latido de la esperanza,
viajera en alas de gorrión de primavera

No veo los rastrojos opulentos del amor
que arrasara con los campos labriegos
de mi herido corazón.

Escondo en el río del tiempo,
la firmeza de un abrazo roto
y vadeo la orilla de tu mar insondable
sin saber si mojarme,
sin saber si lanzarme.

Una estrella brilla sobre tu pecho,
que sube y baja con la calma del océano
ilumina tu sonrisa al verme y
ensombrece el contraste de mi rostro oculto
por la sonrisa tierna y ofuscada de los pétalos marchitos.

Se seca la tarde en mi ventana lejana,
se cierne sobre el monte la sobria desdicha
mientras rompe mi sonrisa en la tibieza de tu orilla.

Navegaré en las las copas de tu mirada,
bordearé mi razón y recuerdos acaudalados

y acunaré en un rincón nuevecito de mi cuarto,
donde llegue un poquito de sol,
el retoño de una primavera lejana y nueva.

Esperando que la esperanza alada,
en el pequeño gorrión de primavera
visite en mi corazón los nuevos brotes abiertos.








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