Fiebre

Me levanto cadente y lábil,
salto la brecha entre nosotros.

Respiro y espero, que algo
despierte tu mirada ida.

Tus amigos, tus fotos, tus labios.

Respirar delirante tu aliento lejano,
congoja de sueños febriles.

Haz escrito con sangre en mi piel,
rebanaste mis sentidos, con tu hiel.

La herida es sangrante y supura dolor,
pútrido y oscuro silencio de ti.

El espejo con tus palabras, la llave
de tu apartamento, mi cama sin tu aroma.

El paisaje de nuestro futuro,
ese del que simpre hacías estúpido alarde.

Se borra con cada suspiro,
con cada estocada del tiempo.

Respirar, tu aliento y el mío,
unidos en lujuria desatada.

El olor de tu sexo en mi boca,
el sabor de tu piel dentro de mi.

El recuerdo, el dolor, la ausencia.

El sudor inagotable de tu frente,
salado placer de tus besos ardientes.

La pesadilla de sentirte inconciente,
de buscarte con mi fiebre en las noches.

De encontrar la muerte por fin,
dejarte de una maldita vez.

Volveré a creer en ese amor sudoroso?
La fiebre nacerá en mí para otro amor?

Desnudo la fragilidad de mi instinto,
busco satisfacer la sed de tomarte.

Me lo creo? Lo imagino?

Sueños oscuros atiborran mi noche,
busco olvidarte queriendo tocarte.

Sueño olvidarte en otro cuerpo,
beber de otras promesas,

de un manantial de sueños nuevos,
me levanto y salto otra vez.

Me arriesgo a las heridas de un nuevo rosal.
Me estiro enfermizo por alcanzarlo.

Mirar atrás y arrepentirse un segundo,
pero una vez que he saltado...

Tu ojo y el mío se miran una vez más,
de par en par se abre mi alma...

En la cima del abismo estás tu,
con tu tierna y nueva felicidad...

No puedo caer más bajo, no?

Es hora de saltar.